¿Cuántas veces te has planteado si la curiosidad que sientes por algo te está ayudando de verdad? ¿Cuánto de curioso eres y a qué te acerca? ¿Cómo es esa curiosidad? ¿Para qué la usas? ¿Cuánto te importa?

La curiosidad es algo innato en los seres humanos, de hecho una de las características más identificativas de los niños es esa necesidad de preguntarse “¿Por qué esa señora tiene el pelo rojo?”, “¿Cómo se limpian las patas de atrás los gatos?”, “¿Cuándo es mañana?”, “¿Para qué tengo que ducharme?”. Ellos no se quedan con lo que ya saben, si no que siempre tienen “hambre” de más.

Siempre pensé que era una persona curiosa. Ser curioso está relacionado con aprender cosas que te hagan saber más, ser más intelectual. Mi ego me ha hecho querer descubrir mucho (mi voz interior me decía «como no eres quien quieres ser, busca algo en lo que destacar, para que los demás te digan lo genial que eres, ya que tú no te lo sabes decir») , me he interesado por la alimentación consciente, por los juguetes sexuales, por la agricultura, por la psicología, por el marketing, y más cosas que nunca he terminado. Poco tiempo exploro porque me acabo aburriendo.

En los juegos de mesa en los que debes demostrar lo que sabes de las típicas asignaturas escolares: Historia, Geografía, Filosofía o de las asignaturas sociales como: Deportes o Entretenimiento, yo pincho. Eso me ha hecho tener un complejo de “tonta” toda mi vida. Y los demás se han divertido con esto más de lo que me hubiera gustado. Pero cómo yo he buscado el reconocimiento y aprobación de los demás, me ha parecido bien que por un rato me dijeran frases como “Ostras, Carmen, qué buena” partiéndose de risa porque había dicho alguna barbaridad. Así era el foco de atención, y mi necesidad básica de estima se sentía cubierta con algo que se le parecía, pero no lo era. Y volvía a quedarme igual.

Gracias a la bendita PNL, que me está ayudando a comprender mi mente subconsciente y a limpiarme de todo lo que no quiero en mi vida, ahora ya sé que la curiosidad real, la que siento en mi ser más profundo, es por comprender mi mundo. Mi curiosidad siempre han sido las emociones, las vivencias. Estoy enamorada de la observación de las emociones.

Me sigue atrapando lo que pasa cuando se crean nudos mentales y emocionales, lo que condicionan una vida, las decisiones, el camino de una persona. Y lo que me hace fluir en la vida es acompañar a estas personas cuando deciden que es el momento de cambiar algo en sus vidas.

Y ya está. Y eso me hace ser emocionalmente sabia. Y no despuntaré en los juegos de mesa, o no participaré en programas de tv para ganar pasta demostrando todo lo que se. Pero no me importa. Ya no.

Aprovecharé esta maravillosa curiosidad que siento por comprender, aprender sobre las emociones para construir mi propia tabla salvavidas, para continuar tejiendo mis propias redes que me sostengan e impulsen.

Seguramente tú también tengas una curiosidad especial. Quizá no sea la que nos dijeron que nos haría tener éxito en el mundo occidental. Y eso, ¿A quién le importa?

¿A ti?

Si es así, ¿Qué es lo que te impide avanzar? ¿Para qué estás en esta vida? ¿Cuándo quieres comenzar a explorar-TE?